El anuncio que acabáis de ver se basa en una metáfora, es decir, en la sustitución de un término real por otro imaginario con el que guarda algún tipo de semejanza; en este caso, un ojo humano y el envoltorio de una chocolatina. La metáfora, como ya sabemos, es un tipo de figura retórica, como también lo son la personificación, la hipérbole o la metonimia.
Muy a menudo, la publicidad recurre a estos recursos propios del texto retórico, con los que busca sobre todo atraer la atención del espectador, al presentar el producto de forma original, inesperada. Aquí tenéis un enlace con ejemplos de este uso y algunas actividades on line.
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