martes, 2 de noviembre de 2010

CUENTOS Y LEYENDAS DE TERROR DE ALUMNOS: FELIZ POST-HALLOWEEN A TODOS


Aquí os dejo un par de relatos de terror de compañeros vuestros, para mantener vivo, después de la celebración de Halloween, el gusto por las buenas historias de miedo.
RELATO DE LIDIA MONTES: 

La verdad, esto no se a quien le ha pasado, pero voy a escribirlo…
En aquel parque anocheciendo, donde se juntaban a jugar a cartas entre las estrellas, había siete bancos, siete bancos que siempre iban variando para sentarse, un día en el más viejo, otro día en el recién pintado… Todos esos bancos están llenos de recuerdos, risas, juegos, besos, abrazos, cabreos, peleas… Esto forma parte del pasado, pero de un pasado muy reciente, el cual aún recuerdan con nostalgia Paulina, Mirta y Lía.
Cuando llegan otra vez, solas ellas, esperan impacientes, otra vez más a que lleguen los amigos que faltan. Cuando están ahí sentadas, con las cartas en mano, y jugando con mucha dedicación, ven al fondo de la calle mas estrecha que da a ese parque, algo extraño, algo que no habían visto antes. Aparece como una onda muy extraña en el aire, esas que aparecen cuando hace muchísima calor en un sitio cerrado, cuando empiezas a ver doble y crees que te mareas. Algo extraño que no saben porque aparece ahí, ya que en esa noche hacia una calor más bien suave, con un poco de humedad, pero apenas sin notarse. Desaparece esa onda, y en un momento, ellas creen que no deben hacer caso, deben ser imaginaciones, ya que entre ellas tenían un ambiente animado, entre bromas y risas con el juego.
De repente, Paulina se gira y ve que en ese callejón hay algo, que lo de esa onda no era una imaginación. Deciden acercarse, y de repente Mirta, empieza a no sentir sus muñecas ni sus tobillos, llora, llora desconsoladamente; deciden irse de aquel lugar. Por el camino empieza a recuperarse, y empieza a contar a sus amigas… He visto a un niño, un niño pequeño, no tenía pies, y quería decirme algo, algo que no entendía, me daba su mano; no podía creerlo, era un niño sin pies, no podía creer lo que veía. Esa noche ella y Lía, durmieron juntas, en casa de Lía, ya que no podía dejar a su amiga sola, en ningún momento, después de lo que había pasado, no podía. Esa noche Mirta, acabó durmiendo, ya que estaba agotada de tanto llorar, y tanto disgusto le hizo dormir.
Al día siguiente, volvieron a aquel parque. Sin ningún miedo, ya que ellas no creían en ese tipo de cosas, aunque aún seguían asustadas. La madre de Lía, cuando hablaba con su hija siempre le contaba que los fantasmas no existen, pero el alma de la gente que muere y le queda algo por hacer o cumplir, queda entre nosotros, y algunas personas tienen el “poder” de ver esas almas que no consiguen descansar en paz. Lía, no había hecho mucho caso a esa explicación de su madre, pero cuando ocurrió esto, se le vino a la cabeza, y decidió contárselo a Paulina y a Mirta, así que así lo hizo. Al principio Paulina y Mirta creyeron que eso era un cuento sin sentido, pero cuando empezaron a pensarlo con calma, lo creyeron, sobretodo Mirta, ya que cuando vio a ese niño, le pedía algo, bueno, o al menos intentaba decir algo, algún mensaje querría darle a Mirta.
Ella pensó en ser valiente y en intentar escuchar a ese niño que le quería decir algo, pero no era tan fácil, no se ven “fantasmas” todos los días. Lía y Paulina decidieron ayudarla y darle toda su confianza, en que no la dejarían sola en el momento en que viera a ese niño, si es que volvería a verle, porque ellas ya habían hecho suposiciones de la aparición de ese “niño”.
Y así fue, el niño apareció, y en ese momento a Mirta le empezaron a caer las lágrimas. Y grito: ¿QUE? En ese momento, se paralizo y poco a poco volvió a la normalidad, secándose las lagrimas. El niño le había hablado y le dijo: Dame la pelota que dejé bajo el arenero cuando aquel coche me quitó la vida. Ellas se imaginaban que aquel niño habría muerto en aquel parque, y empezaron a preguntar por los alrededores, para saber si algún niño había muerto allí. Efectivamente, en una de las casas de delante del primer banco, en el 1º1ª había muerto el hijo de una pareja joven, hacía un mes.
Fueron allí, y la madre les recibió muy triste cuando nombraron a un niño muerto. Ella les contó la historia: su hijo estaba jugando en el arenero y un amigo suyo que estaba en la acera de enfrente le llamó. Ella despistada, hablando con unos amigos del barrio, no vio a su hijo que cruzo la calle sin mirar, y en ese justo momento, pasó un coche que se llevo por delante al niño, Adrián. Su madre les mostró su habitación y sus juguetes, y ellas le nombraron una pelota, la madre les contó que tenia una que le gustaba mucho y que siempre la llevaba a ese parque, ella contó, que cree que se quedó en el arenero cuando atropellaron a su hijo y ni siquiera se preocupó por ella, en todo el tiempo que había pasado. No podía volver al lugar donde había estado su hijo jugando tanto tiempo.
Así que ellas se decidieron a ir a buscar esa pelota, después de estar quitando arena durante 2 horas, consiguieron ver una pelota, roja y pequeña como de goma. La cogieron y las tres sonrieron simultáneamente.
Esa noche volvieron al parque y dejaron la pelota en el cruce de la calle donde aparecía el niño. Casi pasada la media noche, como ya había pasado las dos otras veces, apareció el niño, volvieron las lágrimas de Mirta y en esa aparición, Adrián sonrió un momento y se fue. Cuando pasó todo, se dieron cuenta de que la pelota ya no estaba. Por un momento, no vieron nada más que el sufrimiento de Mirta, y Mirta, solo veía el niño, sin estar atentas a nada más. Así la pelota desapareció y el niño con ella.
Desde esa noche, vuelven al parque con toda tranquilidad, e incluso pasan por esa calle, y ven en una de las fachadas una cara sonriente que antes no se habían fijado que estaba, algo más extraño, pero que las dejaba con una sensación de tranquilidad que hacia unos días no tenían.
No pretendo asustar a nadie con esto, pero todos tenemos que pensar en que también las personas que mueren tienen derecho a descansar, y los vivos debemos respetarles como los hemos respetado en vida. A veces la última voluntad de una persona no es cumplida, eso puede provocar a que las almas de esas personas anden por el mundo de los vivos, haciéndolo pasar mal a inocentes personas que no entienden este sufrimiento.





LEYENDA DE ADRIÀ ARTERO:
En un pequeño pueblo, al norte de Liverpool, habitaba un pueblo de 200 personas llamado Stamford. En el pequeño pueblo, habitaba el párroco John, una persona muy importante para el pueblo, ya que también era el alcalde de el. Era una persona muy querida por los ciudadanos, siempre iba a la pequeña plaza con el pueblo, charlaba con ellos, etc. Un domingo, como otro cualquiera, todo el pueblo iba a hacer la misa a la pequeña iglesia. Cuando la gente iba entrando, se extraño mucho de que el párroco Jonh no estuviese ya presente entre ellos. Decidieron esperar, y al ver que no aparecía, decidieron ir a buscarlo, pero ni rastro de el.
Lo buscaron por caminos, montañas, casas, estancos.. por todos lados y ni rastro, lo dieron por desaparecido.
El pueblo estaba muy traumatizado, pero decidieron contratar a otro párroco, para que diera la misa en su ausencia.
El nuevo párroco, llamado Bill, estaba muy contento con ser el párroco del pueblo, ya que era muy tranquilo y atento.
Hasta que un dia, a Bill, se le apereció un fantasma en la puerta de la iglesia que le dijo:'' Yo soy el parroco de este pueblo, sígueme y te mostrare mi apariencia.''
Bill fue al pueblo aterrorizado y dijo:'' Este pueblo esta embrujado, aparecen fantasmas, y pasan cosas raras aquí.''
El pueblo quedo muy traumatizado al escuchar lo que dijo Bill, y lo dejaron ir por que todos dijeron que estaba loco, ya que nadie había visto algún fantasma en todo lo que llevaban viviendo allí. Decidieron coger a otra persona para que se ocupase de la iglesia. Apareció un joven, novato en el cargo, pero le dieron una oportunidad.
Cuando fue a entrar a la iglesia, se le apreció el fantasma, y le dijo lo mismo que a Bill.
El, se fue corriendo al pueblo y dijo que se le había aparecido un fantasma y que quería dejar el cargo. El joven no apareció mas en ese pueblo.
El pueblo no se creía lo que decían y fueron a mirar ellos mismo. Al entrar vieron un fantasma al fondo de la iglesia y echaron a correr todos hacia la plaza del pueblo y llamar la policía.
Cuando llego la policía y entro, no se encontraron nada, ni fantasma ni nada.
Al irse la policía, la gente del pueblo decidieron entrar para ver si había algo. Al entrar, vieron al fantasma al fondo de la iglesia que decía: ''Yo soy el párroco de este pueblo, sígueme y te mostrare mi apariencia.''
La gente del pueblo decidió seguir al fantasma. Les condujo hasta una pequeña ermita abandonada que había arriba de la montaña. Al entrar, encontraron un esqueleto humano. Llamaron a la policía para analizar el cuerpo y si, era del párroco Jonh. A él lo enterraron en la vieja iglesia del pueblo en señal de su importancia en él.
Por eso cuentan, actualmente, que en ese viejo pueblo, en la entrada de la iglesia, al entrar puedes ver una imagen de un fantasma diciéndote quien es y donde le enterraron.

No hay comentarios:

Publicar un comentario